Se han llevado a cabo muchos
debates e investigaciones para descubrir si las señales no verbales son
congénitas, aprendidas, transmitidas genéticamente o adquiridas por otros
medios. Se han llevado a cabo estudios con personas ciegas (que no podrían
haber aprendido las señales no verbales a través del canal visual), mediante la
observación del comportamiento gestual en muchas culturas de todo el mundo y
estudiando el comportamiento de nuestros parientes antropológicamente más
cercanos, los chimpancés y los monos. Las conclusiones de la investigación
indican que determinados gestos caen en determinadas categorías. Por ejemplo,
la mayoría de los primates nacen con la capacidad de poder chupar
inmediatamente, lo que viene a demostrar que se trata de una capacidad congénita
o genética. El científico alemán Eibl-Eibesfeldt descubrió que las expresiones sonrientes
de los niños nacidos sordos y ciegos se producen independientemente de aprender
o imitar, lo que significa que debe tratarse también de gestos congénitos.
Ekman, Friesen y Sorenson corroboraron algunas de las creencias originales de
Darwin sobre los gestos congénitos cuando estudiaron las expresiones faciales
de personas de cinco culturas ampliamente diferenciadas. Descubrieron que cada
una de esas culturas utilizaba básicamente los mismos gestos faciales para
mostrar la emoción, lo que los llevó a la conclusión de que estos gestos deben
de ser también congénitos.
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