Muchos
de nuestros gestos corporales son congénitas, aprendidas, transmitidas
genéticamente o adquiridas por otros medios.
El
origen evolutivo de algunos gestos puede remontarse a nuestro pasado de
animales.
Lo
que usted vea y escuche en cualquier situación no refleja necesariamente las
actitudes reales que la gente pueda tener.
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